Es increíble ver según estadísticas que casi la mitad de la población no se cepilla los dientes después de cada comida o que uno de cada tres lo hagan una vez al día; peor aún que nunca se cepillen los dientes!
Sabemos la importancia de la salud dental pero muchas veces no somos conscientes de tomar las medidas necesarias.
Por eso en estos días de confinamiento tenemos más tiempo para dedicarnos y hacer algo que cambie y marque nuestro futuro;” creemos un hábito”
“Se dice que un hábito es una rutina o comportamiento que se repite regularmente y tiende a ocurrir inconscientemente.”
Si tú logras el hábito de cepillarte los dientes, no pensaras ¿me lavo los dientes o mejor me quedo un rato más en el sofá? ¿será que hoy sí empiezo a lavarme los dientes?
No harás nada de lo anterior, simplemente porque cepillarte los dientes será un hábito en tu rutina, no será una decisión que tomar, será parte natural de tu día, será una acción casi automática.
Pero este hábito solo será el resultado de cepillarte los dientes frecuentemente de forma inconsciente.
Entonces, ¿qué es lo que tenemos que hacer para lograr llegar a este punto?
La respuesta es simple: la repetición
Así que una acción repetida da como resultado la formación de un hábito automático no te podemos decir la fórmula mágica que si son 21 días o 66 días como lo dicen pero si sabrás que lo tienes cuando el esfuerzo físico y/o mental para lavarte los dientes sea mínimo.
Y no digas que es imposible mejor di “aun no lo he intentado suficiente…”
Para que este hábito se repita constantemente requieres de 2 ayudantes: el primero es un recordatorio: “ponte una alarma” y el segundo es una recompensa: salud bucal, ausencia de dolor, estética, ahorro en gastos de dentista parecería que va en contra de lo que hacemos no? Pero es mejor rehabilitar y dar estética a una boca sana que hacerlo en una boca enferma.
Recuerda
“Una actividad ya es un hábito cuando el esfuerzo es mínimo”